El bruxismo, un mal hábito que puede derivar en enfermedad
El bruxismo es un hábito involuntario que consiste en apretar los dientes sin necesidad, es decir, sin estar masticando y moviendo la mandíbula con frecuencia hacia los lados, haciendo que los dientes rechinen. Se puede producir de día o de noche ya que es un acto involuntario, con lo que la persona afecta aprieta los dientes y los hace rechinar de manera inconsciente.
La principal causa del bruxismo suele ser el estrés o un estado de agitación emocional. Aunque esas son las principales razones, también puede estar influido o provocado por otras situaciones como una maloclusión dental, alteraciones de las articulaciones temporomandibulares o malos hábitos de sueño. Es una enfermedad que afecta a una gran cantidad de población independiente del género y la edad, pero suele ser más frecuente entre los 15 y los 25 años. La mayoría de las veces suele desaparecer por si mismo, pero se puede llegar a cronificar, lo que provoca un desgaste para las piezas dentarias o incluso provocar trastornos del sueño.
Consecuencias y síntomas que tener en cuenta del bruxismo.
Sin tener en cuenta que el rechinar de dientes conlleva un sonido muy molesto y desagradable, la principal consecuencia es un desgaste progresivo del esmalte dental. Esto puede dejar expuesta la dentina, que es la cama subyacente y tiene un color amarillento, además de aumentar la sensibilidad de los dientes afectando, afectando a la masticación. Su diagnóstico es complicado, ya que los síntomas tratan en aparecer. El único que es fácilmente detectable es el ruido del rechinar y eso si es bruxismo diurno, ya que con el nocturno es más difícil darse cuenta.
Por eso es importante hacerse revisiones bucales periódicas, que nos pueden ayudar a controlar este tipo de situaciones y ayudar a que no se conviertan en un problema grave.